Bienvenido A Violet Hill

¡Hombre un turista!

La verdad es que no se ven muchos por aquí. Ya sabe esto es un pueblo tranquilo. Ni siquiera salimos en los mapas. Demasiado pequeños... ¡Pues mejor! ¡Que les den a todos!
...

¡Oh no... no! no se vaya todavía. Deberá disculparme. Mi mujer siempre me dice que debería pensar antes de abrir esta bocaza. Supongo que tiene razón.

¿Que cómo ha llegado aquí? ¿Quién sabe? Algunos llegan porque hace tiempo que nos andaban buscando, para otros en cambio es sólo cuestión de suerte.

¡De eso nada! Esta noche se quedará con nosotros. Dentro de poco oscurecerá y no es seguro ir por estas carreteras mal asfaltadas. Insisto.

Bien, si quiere puede ir a dar una vuelta por el pueblo. Dentro de una hora vuelva. Le estaré esperando con una cerveza bien fría y alguna historia que contar. Le aseguro que no se arrepentirá, mi mujer prepara los mejores guisos de la región.

Ya lo verá, lo pasaremos de miedo.

Cómo se hizo... Diana

Hace algún tiempo que no puedo venir a contaros mis historias. No es que no las haya, es que el tiempo me ha tenido preso estos últimos meses. El final de año se acerca y ha resultado ser más laborioso de lo que en un principio había previsto.

De todos modos quiero contaros cómo se gestó Diana.

Para hacerlo correctamente deberíamos restroceder unos cuatro o cinco años atrás en el tiempo. Sí, hace bastante tiempo ya, sobretodo porque no lo escribí entonces, sino justo poco antes de contároslo a vosotros. Aunque lo recuerdo como si fuera ayer.


Sigue leyendo...





Había ido a recoger a la chica con la que estaba saliendo por aquel entonces. Íbamos a ir al cine pero nunca me ha gustado eso de quedar sólo para meternos en la sala oscura, así que fuimos a comer unos bocadillos (la economía no daba para mucho más por aquel entonces) antes de ir a ver la peli. Tengo muy presente todos y cada uno de los detalles de esa cena, aunque por mucho que lo intenté no consigo recordar que película vimos después.

El caso es que estábamos allí sentados. Yo jugueteaba con las patatas mientras ella devoraba su plato. No es que yo no tuviese hambre, pero algo me rondaba la cabeza. Era el perro con el que nos habíamos cruzado de camino al cine. Sí, era un Golden retriever (¡Me encantan esos perros!) Lo veía en los ojos de mi mente y en esos momentos no había nada más. Ella ya estaba acostumbrada a mis momentos de abstracción total. Sabía que algo me rondaba la cabeza y lo mejor era dejarme tranquilo hasta que supiera qué era. Y así era, ese perro tenía una historia que contarme, una historia triste y desgarradora.

Y cuando Scottie me habló toda la historia salió de mi boca casi como vosotros la habeis conocido. Había olvidado mi libreta, así que no tenía dónde escribir, y si tentaba a la suerte iba a olvidarlo todo. La memoria nunca ha sido mi punto fuerte. Así que se la conté, más tarde, si yo olvidaba algo ella podría recordármelo. Aunque al final no fue necesario. Recuerdo lo excitados que estábamos los dos a medida que la historia avanzaba. Ni siquiera me di cuenta de cómo nos miraba la señora que sentada en la mesa de al lado hasta que pagámos y nos fuimos. Nos miraba con mirada acusadora. parecía que nos maldiciera por poder pensar cosas tan terribles sobre una madre y su recién nacido. también es cierto que me relamí bastante en la parte en que el pobre Scottie moría... así que supongo que no le debío entar muy bien el bocadillo a la pobre señora. Salímos de allí con una gran sonrisa en el rostro y con lo que, al menos para mi, es una buena historia, para meternos a ver una película que he olvidado por completo.

Esa es la historia de Diana. Esta vez no hay recuerdos de infancia ni nada parecido, simplemente un perro que tenía una historia que contar.

lunes, 8 de diciembre de 2008

 
BIENVENIDOS A VIOLET HILL - Wordpress Themes is proudly powered by WordPress and themed by Mukkamu Templates Novo Blogger
Creative Commons License
This obra by J.P.Escrichs is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España License.
Based on a work at Lee Vining, en el motel Murphey's.